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En guisos, sopas, puré o harina, las formas de consumir este alimento son tantas como las ventajas de su producción. El garbanzo es una de las legumbres invernales más importes en el mundo, y alcanza el tercer lugar de relevancia mundial luego del poroto y la arveja. Originaria de la región oeste de Asia, este cultivo comenzó su dispersión por el sudoeste asiático, el Mediterráneo y Etiopía.
Hay restos que comprueban que su producción se remonta a más de 10 mil años atrás, pero sin embargo el garbanzo llegó a la Argentina varios miles de años después durante la época colonial, de la mano de la Compañía de Jesús en Cruz del Eje, Córdoba y luego se difundió en la región norte del país.
Hay entre 10 y 11 millones de hectáreas de garbanzo cultivadas en el mundo. En Tucumán se cultivaban hace muchos años pero eran pequeños productores, después empezó en Córdoba y recién se retomó a comienzos de este siglo, cuando cobró nuevamente impulso y llegaron a cultivarse el año pasado 80 mil hectáreas. El garbanzo se planta en Córdoba pero la mayor parte ahora está concentrada en el norte, en Salta y Tucumán, aclara un investigador independiente del CONICET en el Instituto de Tecnología Agroindustrial del Noroeste Argentino (ITANOA, CONICET-EEAOC).
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