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Argentinos producen el alimento del futuro Adaptaron la fórmula original de un batido que promete que no sería necesario volver a comer sólidos. Dicen que dos litros reemplazan la ingesta de un día. Galería de imágenes. Apuesta. Los ingenieros ya tramitaron la aprobación de la Anmat para producir Soylent a mayor escala. Boom de ferias y festivales de cocina hacen de Buenos Aires una capital gourmet Las recetas del médico del Papa para una dieta saludable
¿Es posible alimentarse sin comer? ¿Cómo solucionar la falta de tiempo o
de iniciativa en la cocina sin sacrificar la nutrición? Estos y otros
interrogantes intentan responder los responsables de Soylent: un preparado
de varios ingredientes que se disuelve en agua y se convierte en alimento.
Este producto que surgió primero en Estados Unidos, y está llegando al
país, podría significar todo un nuevo tipo de alimentación.
Está compuesto principalmente por cereales como avena y quinoa; proteína
de huevo, azúcares, un complejo de vitaminas y minerales, aceites y
saborizante de vainilla, cuenta Yemel Jardi (25), ingeniero informático
que, junto a dos amigos, están desarrollando el producto a nivel local.
Muchas veces pienso que comer bien es un problema, por eso Soylent era un
producto que quería para mí. En julio empecé a evaluar la opción de
hacerlo yo mismo, cuenta. Primero se lo comentó a Paula Montaldi (24),
ingeniera química con quien organizaba conferencias internacionales en el
ITBA y luego se sumó el ingeniero industrial Augusto Gesualdi (24).
Empezaron trabajando en la cocina de la casa de Jardi, comprando los
productos en supermercados o dietéticas. Ahora buscan otro lugar, ya que
contar con instalaciones registradas y aptas es uno de los requisitos de
la Anmat para producir cualquier alimento. La receta original ya estaba en
la web, porque Rob Rhinehart, un ingeniero de 25 años que creó el Soylent
original -que además está aprobado por la Food and Drug Administration
(FDA) estadounidense- la compartió con el mundo (ver recuadro). Así, los
tres argentinos empezaron a investigar los ingredientes usados en otras
partes, a probar recetas y a producirlo localmente, logrando una versión
propia.
Cambio de hábito. ¿Soylent reemplaza por completo la comida tradicional?
Dos litros representan el 100% del perfil nutricional especificado por la
IDR (Ingesta Diaria Recomendada de nutrientes). Cada uno puede consumir
tanto como desee para así reemplazar sólo el desayuno, un almuerzo o
varias comidas del día, sostiene Jardi, aunque ellos recomiendan que se
reemplace la mitad, o al menos una comida por día.
Prueba. Aprovechamos cada cumpleaños, salida o reunión social para sacar
el tema, escuchar opiniones y construir un grupo de gente interesada en
probar el producto. También vimos profesionales que nos ayudaron para
validar la parte nutricional, explica Jardi. Una vez que alcanzaron una
versión que los dejó conformes la entregaron a gente conocida para
escuchar comentarios, y abrieron una página de Facebook donde la gente se
ofrece a probarlo y hacer una devolución.
Ya lo probaron cincuenta personas y más de mil están en lista de espera.
Desarrollaron un instructivo donde explican que cada producto que entregan
tiene mil calorías y la mitad de la cantidades recomendadas de fibras,
carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas y minerales que tu cuerpo
necesita en un día.
Para prepararlo se debe mezclar con un litro de agua, agregarle aceite y
procesar por un minuto. Así, con un litro, se reemplaza la mitad de lo que
se debe consumir en un día. Ellos aseguran que quien no quiera volver a
ingerir sólidos y elija este tipo de alimentación, puede tomar dos litros
diarios.
La receta compartida que se convirtió en un negocio millonario
La revista New Yorker tituló, en mayo de 2014: El fin de la comida. Así
de contundente. Se trataba de un reportaje a Rob Rhinehart, un joven de 25
años, dedicado al mundo del software, que inventó Soylent. La idea surgió
mientras Rhinehart y dos amigos estaban encerrados en una casa en San
Francisco trabajando en un proyecto, pero se quedaron sin comida. El hecho
de pensar en cocinar o salir a comprar algo les parecía una pérdida de
tiempo, por lo que empezó a pensar cómo alimentarse sin tener que pasar
por todo el proceso. Cultor del mundo del código abierto, Rhinehart
compartió la receta en las redes sociales y en poco tiempo la repercusión
superó sus expectativas: la gente empezó a producir sus preparados y a
compartir experiencias en pos de alcanzar la mejor fórmula posible.
Empezaron a venderlo por internet en todo el país, y en dos horas
alcanzaron los cien mil dólares. Luego llegaron los inversionistas
privados, y lo que empezó como una idea en una casa cuenta con oficinas en
Los Angeles y una inversión que supera US$ dos millones.