Lic. Carla Martín Bonito .
Lic. Eduardo Vilar .
Dirección de Industria Alimentaria y Agroindustrias .
 
 
La Industria de Alimentos y Bebidas (AyB) promueve un desarrollo sustentable y la expansión de éste a lo largo y a lo ancho de todo el país, potenciando las capacidades productivas y culturales de cada región, y constituyéndose, además, como importante vehículo en el proceso de inclusión social.
  • La solidez y el desempeño alcanzado por la Industria Alimentaria, renuevan el rol del sector, debido a su preeminencia dentro de la industria manufacturera, a las tecnologías que aplica y también por su capacidad exportadora, que consolida mercados tradicionales y apuesta permanentemente a conquistar nuevos nichos.

 

  • En este proceso de expansión de la Industria Alimentaria cabe destacar el papel de las Economías Regionales, que aportan las capacidades que caracterizan su territorio para la constitución de regiones productivas y competitivas, superando así las dicotomías entre el campo y la ciudad, y la idea del territorio tan sólo como espacio físico.

UN MARCO FLEXIBLE

  • De este modo, “la región” es entendida como un marco flexible donde la escala puede alcanzar lo local, lo micro regional, lo interprovincial y lo macro regional; donde la convergencia entre los actores públicos, privados y del tercer sector construyen el espacio, en tanto que el desarrollo regional expresa las sinergias socio-productivas que generan estas relaciones sociales.
  • A modo de ejemplo, tradicionalmente en la Argentina se citan la región del NOA, cuyas producciones principales se hallan vinculadas a las cadenas olivícola, de cítricos, de la caña de azúcar o del poroto, entre otras; la del NEA vinculada a la yerba mate, el té, los cítricos y los frutales subtropicales; Cuyo representada por la vitivinicultura, las frutas de carozo, la olivicultura, y la cebolla y el ajo entre las principales cadenas; la región Patagónica, con las producciones de carne ovina, frutas finas y frutas de pepita, y la región Pampeana vinculada fuertemente con la producción de carnes, aceites de origen vegetal, cereales y productos lácteos. Cabe destacar también las producciones

 

que se hallan presentes en casi todas las regiones, como sucede con las de hortalizas, las aromáticas, los orgánicos y los productos apícolas.

  • A las capacidades propias de sus territorios, las Economías Regionales, suman procesos e instrumentos horizontales de agregado de valor, lo que otorga un mayor grado de competitividad a sus producciones características.
  • Aprovechando la proximidad entre los actores, y la sinergia socio-productiva que se genera entre los mismos, las cadenas de valor de algunas producciones regionales pueden constituir los denominados Clusters. Se entiende como tales a las aglomeraciones productivas sectorialmente especializadas que apuntan a fortalecer el entramado industrial de sus producciones desde la intercooperación intralocal, el aumento de la escala, y la innovación e incorporación de tecnología, como una forma estratégica de competitividad vinculada al aumento de la productividad y a la revalorización de las capacidades locales.

CLUSTERS Y RECURSOS LOCALES

  • En nuestro territorio, aparecen ejemplos como el aglomerado productivo del sector tealero de Misiones. Participan en él cámaras sectoriales, asociaciones de productores, universidades, instituciones de investigación, cooperativas, organismos gubernamentales provinciales y nacionales, todos en procura de aumentar la competitividad de las producciones, aprovechando los recursos locales en beneficio del aumento de la calidad de vida y el trabajo de la sociedad. En este caso se trabaja sobre la cooperación entre los eslabones de la cadena productiva del té en los niveles estratégicos, programáticos y operativos de las actividades.
  • Otra muestra de este tipo de dinámicas es el Cluster del Maní, del centro-sur de la provincia de Córdoba. Este se extiende hacia atrás y hacia delante de toda la cadena productiva con un fuerte impacto sobre el desarrollo local y derrame colateral de esta actividad, ya que en paralelo se desarrolla la fabricación de maquinaria agrícola e industrial

 

destinada a equipar dicha producción. Entre los distintos actores se da una fuerte transferencia de conocimientos acerca de procesos productivos, tecnología e innovación, lo que tiene efectos sobre la competitividad y el agregado de valor en las producciones del sector y, por sobre todo, el reconocimiento de que esta dinámica puede llegar a potenciar las capacidades locales mucho más que los esfuerzos individuales y dispersos.

  • También impacta sobre las formas de producir y su vinculación con las esferas de competitividad global, el aprendizaje colectivo vinculado a instrumentos estratégicos de agregado de valor en la actividad productiva, como sucede con el desarrollo de conocimientos intangibles que introducen innovaciones sobre la forma organizativa, de gestión, diseño, etc.

INSTRUMENTOS PARA INNOVAR

  • La Industria Alimentaria dispone hoy de varios instrumentos que impulsan esos procesos de convergencia e innovación: el sello de calidad “Alimentos Argentinos, Una Elección Natural”, las Denominaciones de Origen, y las Indicaciones Geográficas. Todos ellos agregan valor desde la diferenciación por calidad y por origen, favoreciendo el posicionamiento de los alimentos en los mercados nacionales e internacionales. Lo más importante es que contribuyen a incrementar la valoración que los consumidores tienen de los productos.
  • Por otra parte, con el objeto de aumentar la productividad vía disminución de costos, existen sistemas de gestión de Costos de la No Calidad. Estos permiten identificar las áreas donde una empresa puede reducir costos eliminando fallas vinculadas a los procesos de producción, de gestión administrativa, de planificación, presupuestación, control y auditoría de las actividades y productos. Tales falencias no sólo generan pérdidas sino que perjudican seriamente la

 

imagen de la firma y la percepción de sus productos que generan en la gente, por lo que neutralizarlas mejora el posicionamiento de la empresa en el mercado.

  • Otro instrumento disponible para agregar valor a las producciones regionales es el desarrollo del Turismo Rural y su vinculación con la actividad de las industrias alimentarias. La amplia presencia que tienen en todo el país las actividades agropecuarias, la pesca y la acuicultura, y la Industria Alimentaria permite implementar este tipo de estrategias que van desarrollando el perfil productivo de las regiones, y fortalecen la valoración del territorio, la cooperación y la coordinación de los actores locales. Contribuyen, a su vez, al agregado de valor a partir de la diferenciación, la creación de cultura, la transferencia de costumbres, y la promoción de la autenticidad y originalidad de las producciones regionales.

UNA MIRADA DISTINTA

  • Hoy, el aprovechamiento de los recursos propios de los territorios y las sinergias que generan las relaciones entre los actores públicos y privados con la economía social, facilitan la expansión de la Industria Alimentaria, sirviéndose, a su vez de ella, para la planificación del desarrollo de abajo hacia arriba de las economías regionales.
  • Por otra parte, el desarrollo de procesos e instrumentos horizontales representa una mirada distinta a la de las formas tradicionales para incidir sobre la competitividad y el agregado de valor, como así también en la generación de

 

 

empleo y el mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad.

  • El desafío es continuar con estas acciones estratégicas para el desarrollo del entramado industrial, la dimensión económica, social, institucional y ambiental. Pero también es necesario crear, identificar y trabajar sobre aquellos espacios para desarrollar otros instrumentos innovativos de agregado de valor que tienen fuerte impacto local y regional.