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El sector acuícola argentino protagoniza un crecimiento lento pero permanente que comprende tanto la incorporación de tecnología en establecimientos de gran dimensión, como la multiplicación de explotaciones pequeñas a través de programas de fomento. Las perspectivas del mercado y las posibilidades de ampliar la producción son prometedoras. Perfil actual de la actividad y los proyectos de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura. El sector acuícola argentino muestra un crecimiento lento, como consecuencia de varios factores. Se cuentan entre ellos la larga tradición en cultivos agrícolas y producciones ganaderas del país y la ausencia de conocimiento sobre una actividad que resulta “nueva” para el productor; la falta de programas específicos de extensión y acompañamiento directo al productor; la inexistencia de sistematización de la actividad; la ausencia del cumplimiento de normativas sanitarias que regulen al Sector y que permitan, especialmente, un mayor aumento de volumen dirigido a la exportación de productos, con certificaciones ad hoc, etc. Sin embargo, los productores y las producciones no han dejado de crecer en la última década. Pese a que durante los años de crisis económica ese crecimiento se detuvo, a partir del 2003 se reinició, registrándose un incremento del número de productores relacionados, principalmente, con el agro. El nuevo escenario económico permitió además incentivar nuevamente la exportación de trucha hacia Estados Unidos -actualmente con buena rentabilidad-, y existen posibilidades de que en un futuro cercano los productores alcancen nuevos mercados de exportación, tanto para trucha como para las producciones de ostra cóncava o japonesa, que ya registran un volumen regular y en aumento. El punto de partida de la acuicultura comercial de consumo, se observó al inicio de la década de 1990, dejando atrás a las producciones artesanales anteriores (la trucha fue la única especie en cultivo por entonces) para iniciar una etapa de mayor inversión y cultivos de tipo intensivo, con aplicación de mayores tecnologías (en jaulas suspendidas), con mayor densidad de cultivo, y por ende con mayor volumen de producción. A juzgar por las nuevas concesiones otorgadas (tanto en Río Negro como en Neuquén) en el embalse de Alicurá, estas explotaciones podrán inclusive duplicarse o triplicarse en los años venideros; acompañadas por un control sanitario actualmente en desarrollo. Esto no significa que hayan dejado de existir las producciones menores (15 a 30 ton/año) ligadas principalmente al turismo. No sólo el crecimiento de la producción de trucha (cerca del 68,1% de la producción total de 2006) muestra la expansión del sector a partir de sus inicios. Cabe también destacar la diversificación en el cultivo de las especies que se producen en el país, notable en los últimos años, y también el desarrollo de los “policultivos” de varias especies de peces. En general, el sector amplió sus producciones de diferentes formas. En el caso del pacú, por ejemplo, su producción ha aumentado hasta alcanzar un 20% de la producción total del país. El tercer lugar es ocupado por las ostras y el cuarto por las 4 variedades de carpas producidas en “policultivo”. Otras producciones, necesitan crecer aún más en volumen para incidir en el volumen total. Sin embargo, todas las especies son comercializadas en los mercados domésticos y algunas en los externos. A estas producciones corresponde sumarles las correspondientes a vegetales inferiores (algas microscópicas). Dentro de este item, por ejemplo, existen en el país dos productoras del alga Cyanofita, de carácter microscópico denominada Spirulina (= Arthrospira) en la provincia de Santa Fe, que se comercializan en el mercado interno como productos medicinales variados (Laboratorios Hydrogrow y Bogado); mientras hoy en día se menciona ya ampliamente la producción de biodiesel a partir de las microalgas, por el momento especialmente en la provincia del Chubut. Estos proyectos también forman parte de la actividad acuícola e integran el Sector. La producción total de la acuicultura animal para el país, superó en 2006, las 2.500 toneladas (Ver gráfico) y el total de animales acuáticos cultivados en el territorio, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, abarcó 14 especies, todas con diferentes características. La mayoría de ellas se producen en clima templado a templado cálido, desde el río Colorado hacia el norte; mientras que los moluscos bivalvos (ostras y mejillones) son cultivados sobre el litoral marítimo, desde el sur de la provincia de Buenos Aires (Bahía Anegada) y varios sitios en Chubut, hasta alcanzar el punto más austral en Bahía Almanza, Tierra del Fuego. |
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La producción de trucha se extiende desde Jujuy hasta el sur de la Isla de Tierra del Fuego, dispersa en función de las aguas de calidad de las serranías en el NOA y Centro del país, o a favor de las excelentes aguas provenientes de los glaciares o de ríos directa o indirectamente conectados a ellos; el mayor foco de desarrollo actual, es el de nord patagonia, que en 2006 produjo más de 1.300 toneladas. Es importante destacar la existencia de numerosas producciones desarrolladas en tierra mediante el uso de tanques y raceways. Pertenecen a pequeños y medianos productores vinculados, en general, a las rutas del turismo actual en crecimiento, tanto en el norte (Salta, Jujuy y Córdoba) como en el sur (Tierra del Fuego, Bariloche, El Bolsón, etc.). En el contexto mundial, durante las últimas décadas la acuicultura, ha crecido globalmente, hasta alcanzar los 63 millones de toneladas en el 2005 (Tacon, 2007) a una tasa promedio de incremento anual que oscila entre el 8 y al 10%. Es una de las producciones de alimentos actualmente en aumento manifiesto y de la cual se espera que continúe haciéndolo, por lo menos, a través de la presente década. El valor de esta producción (animal y vegetal) ha sido evaluada en 78,4 billones de dólares americanos. Tal crecimiento sostenido, superó totalmente las expectativas previstas años por los expertos, aunque es importante resaltar que el mayor productor es China, con cerca del 70 % de la producción total, seguida de lejos por la India, con volúmenes muy inferiores (4,5%). Gran parte de la producción china es absorbida por su mercado interno, pero buena proporción de ella parte al exterior (principalmente camarones marinos, tilapia, catfish y otros productos), accediendo a mercados de Asia, Europa y Estados Unidos. Entre los países cuya acuicultura ha avanzado recientemente en forma veloz, pueden mencionarse Vietnam, con producción de dos especies de bagre Pangasius (basa y tra) colocada fuertemente en el mercado ruso y europeo actual y que ha alcanzado el millón de toneladas, con cultivos desarrollados en estanques y en jaulas flotantes en el río Mekong. Las ganancias han representado para ese país US$ 700 millones y esperan alcanzar los 1.000 millones este año. Brasil, aprovechando las excelentes condiciones climáticas de su territorio, está desarrollando muy activamente su acuicultura. Sus producciones incluyen camarón de mar, tilapia, bagre randiá, pacú, tambaquí, carpas varias, channel catfish, pirapitai, mejillones, ostras y vieiras. En producciones piloto también desarrolla algunas especies de peces marinos. Como actividad primaria de producción de alimentos de calidad, la acuicultura puede generar ganancias significativas, y además aportar al crecimiento del ingreso familiar rural. Resulta importante para la generación de empleo, amortiguando así las migraciones producidas desde el campo hacia las grandes ciudades. Contribuye por otra parte a la seguridad alimentaria y da respuesta a la demanda del mercado mundial por productos de animales y vegetales acuáticos con alto contenido proteico, contribuyendo asimismo al desarrollo de otros productos y al desarrollo de las industrias afines. El número actual de productores en nuestro país (no anotados totalmente en el Registro Nacional) ha sobrepasado el centenar (actividad rural extensiva, semi-intensiva e intensiva) con producciones de diferentes productos que alcanzan los mercados y responden a diferentes categorías: productores rurales que diversifican sus explotaciones, medianos productores (tipo PyMEs) y mayores productores, principalmente en nordpatagonia y Misiones (trucha y pacú, respectivamente). La provincia de Misiones viene desarrollado en conjunto con el Consejo Federal de Inversiones (CFI) un Programa para micro-productores. Actualmente se hallan en producción unos 250, a los que durante 2007 se han agregado 100 más, que aún no se hallan en condiciones de comercializar, por lo que el total de productores acuícolas del país, seguramente sobrepasan los 500. De acuerdo a su escala de producción hoy en día el cultivo de peces en el país abarca especialmente los sistemas considerados extensivos (de bajo costo, con fertilizaciones, con o sin alimentación externa) y, por lo tanto, bajas cosechas resultantes (familiares y/o rurales); los semi-intensivos (mayor densidad de cultivo, aporte suplementario de alimento, fertilizaciones y mayor tecnología) con producción de 3 o más toneladas por hectárea, y finalmente los cultivos conocidos como intensivos (alta densidad de 10 kg/m3, mayor tecnología, alimentación completa y constante) con altas cosechas (hasta ahora desarrollada sólo para los cultivos de trucha). La nómina de especies cultivadas incluye peces de agua dulce (la mayor producción actual del país), crustáceos de agua dulce, moluscos marinos bivalvos (ostra y mejillón), anfibios y reptiles acuáticos. Dentro del grupo de los peces se cultivan trucha arco-iris, pacú, surubí, tilapia, carpa común, cabezona, plateada y amur. Las carpas se producen en policultivo en Misiones y varios productores están ensayando el aprovechamiento de especies tales como sábalo, randiá, pacú y tilapia. Estas cuatro, por el momento, en bajo volumen. El cultivo de crustáceos se limita a la langosta de agua dulce red claw en baja producción, y a camarón de mar en agua dulce, por ahora experimental. Los anfibios están representados por la rana toro y los reptiles acuáticos por dos especies autóctonas de yacaré. Para el caso de los moluscos, la especie de ostra cultivada es la cóncava, japonesa o del Pacífico; mientras que el cultivo de mejillón comprende dos especies diferentes (mejillón azul y mejillón del Beagle), ambos con un alto porcentaje de carne aprovechable.
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