Alimentos Argentinos........



 

Ing. Agr. Aníbal Schaller

 

Durante la última década el desarrollo del sector lácteo estuvo signado por profundos altibajos que, con matices, se replicaron en todos los rubros de la economía nacional, y fueron consecuencia de las fuertes alteraciones en los principales parámetros macroeconómicos. Aunque con cronologías e intensidades disímiles, todas las variables sectoriales exhibieron en ese lapso un patrón evolutivo más o menos homogéneo: a una primera etapa de marcada expansión iniciada en los albores de los ´90, le siguió una larga y profunda retracción, y finalmente una nueva fase de recuperación.

Este sinuoso camino desembocó, en algunos casos, en una situación comparativamente peor que la inicial: además de la cantidad de tambos y vacas, la producción primaria y la elaboración y el consumo interno por habitante de la mayoría de los productos “añoran” todavía hoy los niveles máximos de fines de la década de 1990. Otros indicadores, en cambio, no sólo recuperaron el terreno perdido durante la crisis, sino que marcan año tras año nuevos récords históricos. Así, a los niveles crecientes de productividad en el tambo y la industria, hay que agregar el que quizás resulte más significativo, por tratarse de un signo inconfundible de su gran competitividad: la gran expansión de las ventas externas y el consecuente aumento de la inserción de la Argentina entre los países proveedores del mercado mundial de lácteos.

En el mercado internacional

Según datos de la FAO, en 2004 Argentina fue el 11º exportador mundial en volumen de productos lácteos en su conjunto, con una participación del orden del 2,6%. En 2005 y según información del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), que considera a la UE-25 como un único proveedor, la Argentina resultó el 3er exportador mundial de leche en polvo entera, el 6º de quesos y el 7º de leche en polvo descremada.

Si bien la participación de nuestro país es significativa sólo en leche en polvo entera, mostró una evolución muy positiva en la última década, al igual que el sesgo exportador (exportación/producción), que prácticamente se duplicó en ese lapso, hasta alcanzar el 23% en 2005. De mantenerse la tendencia observada entre enero y agosto del año actual, las colocaciones se encaminan hacia un nuevo récord histórico, cercano a las 320 mil toneladas y más de U$S 730 millones FOB.

Medida en términos del peso relativo del principal rubro de exportación y del índice de Herfindahl-Hirschmann (IHH)1, la concentración de la cartera de productos exportados resulta bastante elevada e incluso creció levemente entre 1996 y 2005. En este marco, resulta auspiciosa la creciente participación de algunas categorías de alto valor agregado, como suero y sus derivados, quesos semiduros y duros, leches modificadas y lactosa.

En cuanto a los destinos de las colocaciones, cabe destacar un interesante proceso de diversificación iniciado hacia fines de los ´90 y consolidado en años recientes. Entre 1996 y 2005, el IHH disminuyó 85%, la cantidad de destinos pasó de apenas 30 a 110 en la actualidad y el principal cliente en 2005 –Argelia- absorbió sólo un 15% del volumen, cuando una década antes, Brasil era el destino excluyente con un 71% del total.

Producción, crecimiento y desarrollo

Con una producción primaria del orden de los 9500 millones de litros en 2005, nuestro país ocupó el 16º lugar del ranking mundial de países productores de leche de vaca, con una participación del 1,8% en el total. Pero a nivel de productos, su rol fue mucho más destacado: 3er productor mundial de leche en polvo entera (con el 9% del total mundial) y 7º de quesos (con el 3%). En el plano doméstico, entre 1996 y 2005, la producción industrial total y la canasta de productos acusaron las fluctuaciones propias de la alternancia de ciclos de expansión y retracción económica que se sucedieron en el período. Así, la relación litros destinados a productos lácteos / litros destinados a leches fluidas (un indicador preliminar del valor agregado de la industrialización) evolucionó desde 4,6 en 1996 hasta un máximo de casi 5 en 1999; hacia el final de la crisis llegó a 4,2; para repuntar en los dos últimos años hasta 4,5 conforme se recuperaban los ingresos y el consumo.

Cabe señalar que en 2005 en Argentina se elaboraron 1.362.000 toneladas de productos lácteos y 1.600 millones de litros de leches fluidas, por un valor bruto de la producción total a salida de fábrica del orden de los $ 8275 millones (sin IVA).

En otro orden, la evolución del consumo interno por habitante atravesó en el transcurso de los últimos diez años tres etapas diferentes: entre 1996 y 2000 se mantuvo en niveles elevados y relativamente estables del orden de los 220-230 litros; más tarde, la agudización de la recesión iniciada ya en 1998, que implicó la caída del ingreso y un fuerte proceso inflacionario, produjo una retracción del 23%, hasta rozar los 180 litros en 2003. Finalmente, y en un contexto de precios minoristas en alza, en los últimos dos años se dio una lenta recuperación, que de todas maneras apenas logra ubicar al consumo por habitante un 20% por debajo del nivel récord de 2000.

La senda de crecimiento de la mayoría de los índices físicos que caracterizó a buena parte de la década de 1990 y se reinició en 2004, tuvo como sustento una serie de innovaciones tecnológicas y organizativas, tanto en la producción primaria como en la industria.

  • A nivel del tambo, se verificó la mayor difusión de la confección de silos de maíz y pasturas, el suministro de dietas cada vez más ajustadas a las necesidades de las distintas categorías del rodeo, la incorporación de mejores técnicas de conservación de forrajes, la optimización del aprovechamiento y la calidad del pasto, la generalización del uso de equipos de frío en el tambo y la importación de material genético de excelente calidad, entre otras.
  • Se observa una mejor organización de los productores en distintas cámaras por cuencas o provincias, e incluso una única representación a nivel nacional.
  • En cifras, la actividad primaria mostró una tendencia generalizada a nivel mundial en los últimos años: producción total creciente, con menor número de tambos, rodeos más grandes, mayor producción por tambo y elevados rendimiento por vaca. Según estimaciones propias, entre 1996 y 2005, mientras la cantidad de tambos cayó a la mitad y el rodeo nacional lo hizo en alrededor de un 15%, la producción total creció 7%. Por su parte, la entrega media diaria por tambo se duplicó, el tamaño medio del rodeo repuntó un 70% y la producción por vaca lo hizo más de un 25%.
  • En la industria se realizaron nuevas inversiones en tecnologías de proceso (leche en polvo, quesos), se consolidaron mejoras en los sistemas de pasteurización (microfiltrado, ultrapasteurizacion, tratamiento UAT), automatización de procesos, tecnologías de envase y logística (industrias líderes con grandes centros de distribución, incluso automatizados), además de una marcada innovación en productos, que hoy distingue a las góndolas argentinas frente a la mayoría de los países de Latinoamérica.

El flujo de inversiones más significativo se produjo aproximadamente entre 1993 y 1998, lapso en el que la industria láctea concretó inversiones por unos 1.300 millones de dólares, el 14% del total de la industria alimentaria. Entre 1999 y 2003 el ritmo de las inversiones disminuyó sensiblemente debido al abrupto cambio de perspectivas en el mercado mundial luego de las sucesivas crisis económicas y a las dificultades económico-financieras de muchas firmas, tras la propia crisis argentina y su agudización tras la devaluación del peso.

De la mano de un mejor contexto internacional y con el consumo interno en recuperación, aproximadamente en 2004 se inicia una segunda “ola” de inversiones, en este caso orientadas a capitalizar las excelentes oportunidades de exportación. Los proyectos recientes más significativos se vinculan a la expansión de la capacidad de producción de leche en polvo y en menor medida a quesos, y tienen como sello distintivo una muy importante inyección de capitales extranjeros que se suma así al aporte de capital propio de empresas nacionales. El caso emblemático fue el de la leche en polvo: el flujo inversor de la última década permitió duplicar la capacidad instalada, elevándola hasta aproximadamente los 13,5-14 mill/lts/día. También son destacables los proyectos en quesos y en productos resultantes del secado del suero proveniente de aquéllos, ambos con excelentes perspectivas de colocación externa.
Para caracterizar brevemente al sector industrial vale consignar que, según las Estadísticas Tributarias de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), en 2005 estaba compuesto por 918 empresas que ocupaban aproximadamente a 29.000 personas y generaban ventas totales (internas más exportaciones) por unos 12.600 millones de pesos. Estos guarismos ubican a la rama Lácteos en un lugar destacado en la industria de Alimentos y Bebidas, con participaciones del orden del 9%, 10% y 13%, respectivamente, en cada uno de los tres parámetros. De acuerdo a información del Centro de Estudios para la Producción (CEP), en la última década si bien el Índice de Volumen Físico de Producción de la rama creció un 17%, su participación dentro del conjunto de la industria decreció 6,6% en términos de valor bruto de la producción y 8,4% en términos de puestos ocupados. Pero quizás lo más destacable sea que en diez años se registró un fuerte aumento de productividad, del orden del 50% tanto medido por obrero ocupado como por hora trabajada, mientras que el costo salarial real cayó 6% (y casi 40% si se lo ajusta por productividad).

Caminando juntos

Finalmente, cabe agregar que la tarea de acompañamiento por parte de los estados Nacional y Provinciales ha jugado un rol importante, tanto durante la crisis como en la nueva etapa de expansión del sector, más allá de las críticas respecto de algunas medidas puntuales. En tal sentido, la creación del Programa Nacional de Política Lechera, el funcionamiento del Comité Federal de Lechería (gobierno nacional y provinciales), la constitución del Foro Lácteo y la flamante conformación del Grupo de Trabajo público-privado para optimizar el sistema de estadísticas sectoriales, junto con la ampliación a los productos lácteos de las facultades de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), son ejemplos concretos de una firme voluntad política de la SAGPyA para generar un ámbito jerarquizado de gestión que sea capaz de brindar respuestas adecuadas a la compleja problemática que caracteriza al sector. Entre los logros más importantes del pasado reciente –varios de ellos tendientes a mejorar la transparencia en el mercado- cabe puntualizar:

  • Acta Compromiso industria láctea-SAGPyA para establecer reglas de juego claras para la relación entre los productores y las empresas procesadoras.
  • Proyecto del PROSAP2 “Los ciclos en el complejo lácteo argentino: Análisis de la política lechera en países seleccionados”.
  • Índice Lácteo, Precio Orientativo pagado por la industria (“Pizarra”) y “Valores de Referencia para la leche cruda” (poder de compra de la industria, en etapa final de validación).
  • Sistema de análisis de composición y calidad de la materia prima en laboratorios fuera de la industria (hoy en la etapa final previa a la implementación).
  • Estudio de la cadena de valor láctea (Gobiernos provinciales a través del Consejo Federal de Inversiones, en desarrollo la 2ª fase).
  • Modernización del Capítulo Lácteos del Código Alimentario Argentino.

Un vistazo a la competitividad

De acuerdo con las últimas proyecciones de mediano plazo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y el Instituto para la Investigación de las Políticas Agrícolas y la Alimentación (OCDE, FAO y FAPRI, por sus siglas en inglés), la producción mundial de leche crecerá a una tasa del 1,7% anual entre 2006 y 2015. Pese al aumento de la producción doméstica de leche en algunos países importadores, el comercio de productos lácteos se expandirá sustancialmente en la próxima década, a tasas acumulativas de entre 2% y 3% anual para la leche en polvo y los quesos.

En el transcurso de la última década los precios internacionales de los productos lácteos reflejaron la gran volatilidad característica de este mercado reducido en términos del ratio comercio/producción. El índice de precios que calcula la FAO para los productos lácteos se duplicó en un período relativamente muy breve: pasó de un valor de 74 en agosto de 2002 (el nivel mensual más bajo desde 1990) a 148 en septiembre de 2005. Tal tonificación se debió, por el lado de la oferta, al pobre crecimiento de la producción en Oceanía y América del Sur, lo que determinó una reducción de los volúmenes exportables; y por el sostenido aumento de la demanda de importación, principalmente del SE Asiático y Latinoamérica. En los últimos doce meses, ambas tendencias se están revirtiendo y en consecuencia se prevé que los precios promedio se reduzcan en 2006 y 2007.

Para el mediano plazo, tanto la OCDE como el FAPRI coinciden en sostener que los precios retomarán su repunte a partir de 2008 y alcanzarán en 2015 niveles cercanos a los récord de 2005. Se proyecta que la firmeza de la demanda, fundamentalmente en los países en desarrollo –en base al aumento de sus ingresos, el crecimiento poblacional, la urbanización y la tendencia hacia la “occidentalización” de la dieta– junto con un menor ritmo de crecimiento de la oferta en la UE y Nueva Zelandia, mantendrá la presión alcista sobre los precios. En este contexto tan auspicioso, y según la opinión de expertos de estas prestigiosas organizaciones, la Argentina está llamada a ocupar un sitio destacado como proveedor mundial de productos de calidad y precios muy ventajosos. Pero realmente ¿qué tan competitivas son las exportaciones lácteas argentinas2?

En un primer análisis, que no pretende agotar el tema, se parte de la definición de la competitividad como la capacidad de conquistar y de mantener una porción de los mercados externos de determinados sectores o productos. Por su parte, el dinamismo es el grado de crecimiento de la participación de las exportaciones de un sector (o producto) en el conjunto de exportaciones mundiales.

En el caso específico de los lácteos, puede concluirse que si bien la inserción de nuestro país en el mercado global –del 1,82%- fue en 2005 apenas la sexta parte de la que ostentó Nueva Zelandia y casi un tercio de la australiana –junto con la Unión Europea, dos de los principales competidores-, al analizar la competitividad de las colocaciones argentinas se observa un espectacular incremento del 72% entre 1996 y 2005 en su participación de mercado, que más que duplicó a la neocelandesa y resultó diez veces superior a la australiana. Este excelente desempeño del complejo en su conjunto, es más relevante aún a nivel de algunos rubros: en leche en polvo entera nuestra competitividad aumentó un 400% entre extremos (10 veces más que la neocelandesa, la australiana cayó) y en quesos lo hizo un 53% (superó holgadamente la de ambos competidores). En el último caso, el fenómeno adquiere una especial relevancia, dado el mayor valor agregado del producto, la ocupación de mano de obra y la posibilidad de una creciente inserción de las industrias PyMEs nacionales en el concierto internacional.

En otro orden, se verifica que si bien las exportaciones mundiales de lácteos crecieron un 26% entre 1996 y 2005, lo hicieron a un ritmo muy inferior al registrado por las exportaciones mundiales de todos los bienes (44% en ese período). En consecuencia, la participación de los lácteos se redujo un 12%, quedando así definido como un sector estancado en el comercio internacional. El fenómeno es similar para la leche en polvo entera, cuyo dinamismo mermó un 8% en el mismo lapso. El rubro quesos, en cambio, exhibió un aumento en su participación del 8% (las exportaciones mundiales crecieron un 55% entre 1996 y 2005) y quedaría incluido entre los subsectores dinámicos en el comercio.

 

Competitividad y dinamismo de las exportaciones argentinas

 

Participación del mercado1 (en % sobre total US$)

Productos lácteos Leche en polvo entera Quesos
.País / año
1996 2005 Var.
96-05
1996 2005 Var.
96-05
1996 2005 Var.
96-05
.Argentina 1.06 1.82 72 1.52 7.56 396 0.51 0.79
53
.Nueva. Zelandia 7.93 10.43 32 17.31 24.42 41 4.46 4.52 1
.Australia 4.65 4.97 7 6.29 5.35 -15 3.31
3.82 15
  Participación sectorial2 (en % sobre total US$)
Productos lácteos Leche en polvo entera Quesos
1996 2005 Var.
96-05
1996 2005 Var.
96-05
1996 2005 Var.
96-05
0.526 0.462 -12 0.071 0.067 -6 0.209 0.225 8


..
(1) PM= Exportaciones del sector (o producto) en un país / Exportaciones mundiales del
..sector (o producto).
..(2) PS= Exportaciones mundiales del sector (o producto) / Exportaciones mundiales de
..todos los bienes.
..Fuente: DIA sobre la base de datos propios, de FAO, Comtrade y FMI.

 

 

Finalmente, la Matriz de Competitividad condensa los dos indicadores antes mencionados: los de competitividad de un país en un sector dado y los de dinamismo de dicho sector en el mercado mundial. Para ello, en base a los indicadores calculados, en esta matriz se clasifica a los productos que un país exporta al mundo en cuatro grupos: estrellas nacientes, estrellas menguantes, oportunidades perdidas y retrocesos. Al conjugar los indicadores de competitividad y dinamismo, la matriz pone en relieve que no es suficiente aumentar la competitividad para lograr una exitosa inserción en el comercio internacional, sino que es necesario desarrollarla en sectores dinámicos.
Siguiendo estos criterios, puede concluirse que dentro de la matriz de competitividad tanto las exportaciones argentinas de productos lácteos en general como las de leche en polvo entera se ubican en la categoría de “Estrellas Menguantes” (fuerte mejoría de su competitividad a nivel mundial, pero en un mercado estancado en el contexto mundial); mientras que las colocaciones de quesos quedan clasificadas como “Estrellas nacientes” (ambos componentes positivos).

A modo de síntesis, puede señalarse que la última década estuvo jalonada por vaivenes y claroscuros, por la alternancia entre etapas de optimismo y de desazón, de aciertos y errores, de consensos y conflictos. Algunos dirán que es mucho lo que se hizo, aunque tal vez sólo los más experimentados en el sector perciban la real dimensión histórica de esos logros; otros, en cambio, centrarán su atención en lo mucho que resta por hacer.

Pero quizás lo más importante, a esta altura, sea que puedan coincidir en que el mercado internacional de productos lácteos tiene reservado para la Argentina un lugar de privilegio, y mejor aún, entiendan que dependerá de todos y cada uno que lo ocupemos a tiempo.

 

 

 

Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos

Subsecretaría de Política Agropecuaria y Alimentos
Dirección Nacional de Alimentos

 
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