Dirección Nacional de Alimentos....



Lic. María Laura García - Dirección de Promoción de la Calidad

 

La capacitación en materia de inocuidad no sólo consiste en enseñar las prácticas correctas del manejo de alimentos, sino también en lograr que sean incorporadas a la vida cotidiana. Esto requiere imaginación y esfuerzo, pero es un camino inevitable para disminuir sustancialmente las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAs), brindando así mayor seguridad a los consumidores y reduciendo los costos que implican las mismas.

A lo largo de toda la cadena agroalimentaria los alimentos experimentan distintas transformaciones que les agregan valor, hasta que finalmente llegan a los consumidores. En este trayecto, el producto toma contacto con numerosas superficies y es objeto de una importante manipulación que puede llegar a comprometer su inocuidad, dando origen a las Enfermedades de Transmisión Alimentaria (ETAs).

Para evitar que este riesgo se concrete, se utilizan herramientas tales como las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), Trazabilidad, Buenas Prácticas de Transporte (BPT), el Sistema HACCP, y las normas ISO 22000, entre otras. Y entre los pilares fundamentales para llevarlas a cabo con éxito figura la Capacitación de uno de los protagonistas más importantes: el manipulador de alimentos.

A medida que se recorre la cadena, los alimentos son manipulados por distintas personas, desde técnicos especializados y operarios, hasta los propios consumidores. En esta oportunidad, se analizará el rol de quienes elaboran productos en el ámbito industrial y en comedores.

Corresponde, para ello, establecer algunas recomendaciones dirigidas a los que capacitan manipuladores de alimentos, sea dentro de una empresa o a través de instituciones dedicadas a ello.

Para realizar capacitaciones efectivas orientadas a los manipuladores, es necesario tener en cuenta varios factores.

El perfil

Se distinguen dos perfiles de manipuladores cuyas características se describen a continuación:

Manipuladores en comedores

  • Nivel de educación. En líneas generales el nivel de educación es primario, existiendo casos en los cuales presentan dificultades de lectura y/o escritura.
  • Conocimiento del tema. En su mayoría no se encuentran familiarizados con las prácticas higiénicas durante la elaboración.
  • Compromiso. Debido a la falta de información y de capacitación suele existir un bajo grado de compromiso para adoptar dichas prácticas.

    Manipuladores en industrias alimentarias

  • Nivel de educación. Aunque en algunos casos sólo cuentan con estudios primarios presentándose también casos con dificultad de lectura y/o escritura, en su mayoría poseen nivel secundario básico y, algunos, estudios técnicos especializados.
  • Conocimiento del tema. Dado que las BPM son de cumplimiento obligatorio, muchos establecimientos se encuentran trabajando dentro de las mismas (o al menos lo intentan). Esto hace que los manipuladores que se desempeñan en la industria estén familiarizados con la elaboración de alimentos inocuos.
  • Compromiso. Salvo excepciones, estos manipuladores se muestran bastante involucrados con dichas prácticas.

Planificación de la capacitación

En base a la experiencia acumulada por la Dirección Nacional de Alimentos en cursos dirigidos a ambos tipos de manipuladores, a la hora de programar una capacitación es importante, en la medida de lo posible, conocer sus tareas, sus hábitos, sus destrezas, sus inquietudes, sus dificultades y toda otra información que pueda resultar útil para orientar tanto el temario como las actividades a realizar; y definir la manera adecuada de comunicación de los contenidos a impartir. Para el diseño de los contenidos hay que tomar en cuenta que pueden presentarse situaciones heterogéneas, tales como:

  • Diferentes niveles de educación.
  • Dificultad para incorporar nuevos hábitos debido a una larga historia de “hacer las cosas” de determinada manera, sin conocer las consecuencias de una manipulación incorrecta.
  • Desconocimiento de la importancia que tiene su rol durante la fabricación de alimentos.
  • En muchos casos, el personal no cuenta en sus hogares con elementos de higiene indispensables (por ej.: agua potable, baños en buenas condiciones, etc.), lo que dificulta la incorporación de hábitos de higiene en el lugar de trabajo.

Por estos motivos, a la hora de transmitir los conocimientos es necesario diseñar herramientas ajustadas a cada situación y en particular al manipulador que se debe capacitar. Para lograr ese objetivo, a continuación se enumeran algunos recursos que pueden ser de gran utilidad:

  • Evitar capacitaciones extensas.
  • Restringir el empleo de lenguaje técnico. Es posible hacerse entender mediante palabras sencillas e incorporar paulatinamente los términos con los que deben familiarizarse.
  • Ante la dificultad de lectura y/o escritura de todos o algunos, utilizar dibujos, gráficos y demás recursos que faciliten la comprensión del tema desarrollado.
  • Plantear los aspectos positivos del cambio haciendo hincapié en las mejoras que permite obtener la implementación del mismo.
  • Incluir afiches, videos, fotos y dibujos que llamen la atención a fin de evitar la dispersión y fijar los conocimientos impartidos de manera visual.

Etapas de la capacitación

Tomando en cuenta las instancias que no deben faltar en toda capacitación dirigida a manipuladores de alimentos, es necesario considerar las siguientes cuatro etapas:

 

 

Motivación

Los aspectos contemplados en la manipulación higiénica de alimentos no son sencillos de incorporar, por lo tanto, es necesario conducir el trabajo para lograr una motivación lo suficientemente fuerte a fin de que los asistentes estén receptivos a la información y tengan deseos de llevar a cabo dichas prácticas. Luego se tratará de mantener la atención de los participantes mediante diferentes recursos (dinámicas grupales y talleres de discusión e intercambio de opiniones, material llamativo, etc.).

Concientización

Es de gran relevancia destacar el protagonismo que tienen los manipuladores en la elaboración de alimentos. Su grado de participación es tan elevado que, por ejemplo, la falta de prácticas higiénicas llega a comprometer la inocuidad del producto. Este factor es relevante porque puede generar distintos efectos en la salud de los consumidores; sobre todo en el caso de los comedores, cuyos destinatarios principales suelen ser niños, entre los cuales una ETA puede acarrear consecuencias fatales.

Cuando esta situación se explica en forma adecuada, los manipuladores no sólo toman conciencia de los efectos que puede causar un manejo inapropiado del alimento sino que también se descubren en su doble rol de consumidor y manipulador.

Retroalimentación

Una vez que se logra transmitir por qué es necesario dejar de lado ciertos hábitos e implementar prácticas que aseguren la producción de alimentos inocuos, es necesario generar el intercambio de experiencias, opiniones, conceptos y demás herramientas de movilización que estimulan la participación de los manipuladores en su propio proceso de cambio. De esta forma, se fomenta su compromiso con las conductas que deben observar en el trabajo.

Resultados

El monitoreo de los resultados de la capacitación es una etapa fundamental porque da idea del nivel de comprensión de los temas impartidos, desprendiéndose de ello la necesidad de realizar nuevas capacitaciones, sea para reforzar el tema o para seguir adelante con el cronograma planteado e incrementar el nivel de conocimiento de los participantes. Los responsables del seguimiento de las actividades y del relevamiento de las necesidades de capacitación son los supervisores.

Resumiendo...

La capacitación a manipuladores de alimentos en materia de inocuidad es indispensable para reducir el riesgo de ETAs.

Anualmente, se producen en los Estados Unidos entre 3,3 y 12,3 millones de casos de infección, que generan pérdidas que oscilan entre 6500 y 34.900 millones de dólares1.

En Argentina, entre los años 2000 y 2006 se notificaron 393 brotes que afectaron a 11129 personas2.

Desde hace varios años organismos del sector público e instituciones privadas, llevan adelante acciones que están permitiendo la formación manipuladores de alimentos conscientes de la responsabilidad que tiene su trabajo para la salud del consumidor final que, en muchos casos, son niños, mujeres embarazadas, personas inmunodeprimidas y ancianos pertenecientes a las “poblaciones de riesgo“.

Es sabido que la capacitación en materia de inocuidad comprende no sólo el aprendizaje de las prácticas correctas del manejo de alimentos, sino también la incorporación de las mismas a la vida cotidiana. Y esto permitirá, en un futuro cercano, disminuir considerablemente las ETAs, enfermedades que no siempre son detectadas; y reducir los costos asociados a las mismas (vinculados a la atención médica, ausentismo, pérdida de confianza en el alimento y en el proveedor, decomiso, etc.), además de brindar mayor seguridad a todos los consumidores.

 

Resultados de un Convenio entre la SAGPyA y la Red Bancos de Alimentos

La Fundación Banco de Alimentos es una Organización No Gubernamental que funciona recibiendo y almacenando donaciones de productos alimenticios que, siendo aptos para el consumo, conforme a las normas sanitarias vigentes no pueden ser comercializados por distintos motivos, (p.Ej. problemas de envasado, de etiquetado, etc.). Tales productos son distribuidos por el Banco entre las entidades de ayuda comunitaria incorporadas a la red: comedores, hogares de niños, hogares de ancianos y apoyos escolares.

Actualmente esta Red está conformada por 12 Bancos de Alimentos distribuidos en todo el territorio Argentino.

El 26 de Julio de 2005, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (SAGPyA) y la Red Argentina de Bancos de Alimentos -Federación- firmaron un convenio de colaboración y cooperación cuyo objetivo, entre otros, es brindar capacitación, por intermedio de la Dirección Nacional de Alimentos de la Subsecretaría de Política Agropecuaria y Alimentos, a los voluntarios y trabajadores vinculados con la Red por sí o por intermedio de capacitadores designados de acuerdo con los requerimientos a efectuarse por la misma. Dentro de los temas a desarrollar figuran los siguientes:

  • Buenas Prácticas de Manufactura. Manipulación de Alimentos.
  • Control de Plagas.
  • Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control.
  • Manejo seguro de equipos.
  • Higiene personal.
  • Programas Operativos Estándar de Saneamiento (POES).

En este marco, desde el segundo semestre del año 2005 hasta el primer semestre de 2006, se llevaron a cabo cinco cursos de Manipulación Higiénica de Alimentos: uno en la ciudad de San Miguel de Tucumán, Provincia de Tucumán; uno en Pilar, uno en Tandil y dos en San Martín, Provincia de Buenos Aires. Los mismos fueron destinados a supervisores de cocina de comedores, con el fin de desarrollar en los participantes conocimientos y destrezas que contribuyan a disminuir los riesgos de contaminación durante la manipulación de los alimentos.

Entre los resultados obtenidos figuran:

  • La capacitación del personal de aproximadamente 50 comedores que diariamente elaboran alimentos para dar de comer a una cantidad promedio de 200 niños.
  • Un creciente posicionamiento del rol del manipulador de alimentos debido a la importancia que tiene su función para la salud de la población.

 

1 www.fao.org/regional/lamerica/prior/comagric/codex/pdf/inocuidad.pdf
2 Dirección de Epidemiología.

 


 

Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos

Subsecretaría de Política Agropecuaria y Alimentos
Dirección Nacional de Alimentos

 
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