Dirección Nacional de
Alimentos - Dirección de Industria
Alimentaria
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Inocuidad, salud y calidad de los alimentos Dos aportes sobre un tema relevante |
Ing. Agr. Miguel
Santiago Campos
Secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación |
Prevenir y combatir las enfermedades transmitidas a través de los alimentos (ETAs) es una tarea que trasciende los límites de las cuestiones médicas. Su impacto perjudica la salud de los afectados, el bienestar familiar y la vida de las comunidades. Pero además, en la época de la globalización y la multiplicación del intercambio entre las naciones, acarrea severos perjuicios económicos sobre el país en su conjunto. Fusionar inocuidad, calidad y competitividad comercial de los alimentos constituye hoy un desafío que requiere criterios renovados, creatividad y disposición para trabajar en conjunto, tanto en las áreas oficiales como en el sector privado. Dos enfoques sobre un tema relevante. LA CALIDAD DE LOS ALIMENTOS COMO EJE DE DESARROLLO La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos ha tomado como uno de sus ejes para desarrollar el sector agroalimentario argentino la consolidación de los conceptos de inocuidad, calidad, diferenciación y productividad. La experiencia demuestra que estos temas no pueden abordarse de manera aislada; y deben integrarse no sólo los distintos eslabones de la cadena en su faz productiva, sino también en su aspecto sanitario. Por esto surge la necesidad de elaborar un enfoque múltiple. Se observa, cada vez con mayor intensidad, que la regulación alimentaria va evolucionado hacia la integración de los conceptos señalados. Actualmente muchas normas contemplan los cambios en los hábitos de consumo, en tanto que los consumidores no sólo exigen mayores garantías de inocuidad sino también más calidad en los productos que adquieren. Por otra parte, la integración y concentración de los sectores alimentarios y la globalización del comercio de alimentos están modificando las pautas de la producción y distribución de los mismos. Basta recordar la difusión internacional de la carne y harina de hueso de ganado vacuno afectado por la encefalitis espongiforme bovina (EEB), o la epidemia de influenza aviar de Asia. Otro factor a tener en cuenta es la gravedad y el alcance
que pueden adquirir las Enfermedades transmitidas por alimentos (ETAs),
como demostraron los casos antes mencionados. Estas enfermedades no sólo
repercuten de forma significativa en la salud y el bienestar de las personas,
sino que tienen consecuencias económicas para los individuos, las
familias, las comunidades, las empresas, el turismo y los países.
En el ámbito internacional, el grado de exigencia de clientes y consumidores respecto de los agroalimentos se ha elevado y diversificado en virtud del aumento de su poder de negociación en las compras, de la formidable cantidad de información disponible y de la oferta de una gran variedad de productos. Clientes y consumidores buscan cada vez mayor referencia sobre los productos que adquieren, y por consiguiente, cobran mayor relevancia su naturaleza, origen, sistemas, procesos de producción, tradiciones productivas, carácter artesanal o étnico y el respaldo de sus características específicas. La calidad es entonces un concepto basado en la demanda , siendo el destinatario el que define cuál es la necesidad3 que quiere satisfacer. Si se profundiza en este concepto, se comprende que un producto-servicio de calidad no sólo debe satisfacer plenamente una exigencia, también resulta necesario que sus atributos sean cabalmente percibidos por el cliente. Alcanzar calidad implica, en definitiva, conocer profundamente al destinatario, o sea, aquel que percibe y disfruta los valores del producto-servicio. Lejos de atarse a un criterio estático, la calidad es un proceso dinámico de búsqueda y mejora continuas. En la actualidad, el conocimiento y la experiencia han demostrado que la calidad no es un fenómeno que pueda lograrse individualmente, sino el resultado de un proceso de acción colectiva que se aplica a toda una cadena, o bien a todo un sistema agroalimentario. La República Argentina es reconocida mundialmente
como un exportador neto de agroalimentos. Para mejorar la performance económico-productiva del sistema agroalimentario (el segundo generador de empleo del país, y origen de gran parte de las divisas que ingresan a la Argentina vía agroexportaciones), es necesario innovar y especializar los productos para incorporarles valor, a fin de adaptarlos a las necesidades de los clientes y consumidores nacionales e internacionales. Inocuidad y seguridad alimentaria La FAO y el CODEX Alimentarius, a través de diversos documentos, señalan que el derecho a la seguridad alimentaria es un derecho subjetivo que se traduce en la facultad o potestad de exigir de otro un determinado comportamiento. Esto es, el derecho que tienen todas las personas a una alimentación adecuada, al acceso a alimentos que sean de buena calidad, inocuos, y nutritivos. Los programas tradicionales de control de alimentos estuvieron centrados en el control del producto final. Este enfoque, que no contemplaba el control de procesos, no ha brindado respuestas satisfactorias y por lo tanto fue necesario avanzar hacia una visión sistémica de la problemática. No se pueden buscar respuestas o soluciones unidireccionales a problemas complejos o con aristas diversas. Por esta razón deviene imperioso propender a que los distintos eslabones que integran las cadenas agroalimentarias cuenten con sistemas de aseguramiento de la calidad que garanticen un régimen eficaz de autocontrol. La visión de cadena agroalimentaria importó
redefinir el papel del Estado y del sector privado. El Estado no sólo
incluye a los órganos encargados de velar por la salud pública,
el criterio moderno contempla la interacción con los organismos
de agricultura y producción, de ambiente, de defensa del consumidor,
etc. Se requiere, en definitiva, articulación en el gerenciamiento
por parte del los órganos del Estado en los diversos niveles: nacional,
provincial y municipal Es un deber ineludible de la autoridad Nacional y Provincial promover y proveer la adecuada preparación y capacitación del personal responsable de los procesos, en base a principios técnicos y administrativos uniformes que permitan la ejecución y cumplimiento de las normas higiénico-sanitarias con solvencia y eficiencia dentro de un nivel homogéneo y con criterios semejantes en todo el territorio del país. Esta es la tarea que venimos desarrollando en todas las regiones del país desde hace algo más de dos años. Gestión del Control de Alimentos Por Control Alimentario se entiende al conjunto de procedimientos y actuaciones oficiales llevadas a cabo sobre los alimentos, condimentos, bebidas, suplementos dietarios, materias primas, derivados y aditivos; sus áreas, sistemas y tecnología de producción, elaboración y fraccionamiento; sus industrias y los procesos tecnológicos y biotecnológicos empleados; sus medios de transporte y depósito; sus establecimientos de venta y consumo; sus sistemas de comercialización; los medios y modos de difusión de la información a los consumidores de alimentos y el medio ambiente sobre el que pueden influir. Todo ello a los efectos de proteger la salud de los consumidores y manipuladores, preservar la estabilidad del medio ambiente y asegurar las prácticas equitativas en el comercio de alimentos, entre otros puntos de interés. ¿Por qué es necesario modernizar el control
nacional de alimentos? Los programas de inocuidad de los alimentos se centran cada vez más en el enfoque "de la granja a la mesa", como medio eficaz de reducir los peligros transmitidos por su consumo. Estos pueden introducirse en la cadena alimentaria desde las primeras fases, en la explotación agrícola y ganadera, y pueden continuar introduciéndose y agravándose en cualquier punto de la cadena. Es fundamental, entonces, establecer sistemas compatibles
con los avances tecnológicos, dirigidos a producir alimentos inocuos
y de calidad para el abastecimiento interno y la exportación. Durante el pasado decenio, se produjo una transición hacia el análisis de riesgos basado en un mejor conocimiento científico de las ETAs y de sus causas. Ello ofrece una base preventiva para las medidas que reglamentan la inocuidad en el plano tanto nacional como internacional. El enfoque basado en el riesgo debe estar respaldado por información sobre los medios más indicados y eficaces para reducir al mínimo la posibilidad de contraer enfermedades transmitidas por los alimentos. En consecuencia, resulta de sumo interés para esta Secretaría implementar y complementar diferentes acciones, mediante la adopción de mecanismos que conlleven a una política de integración entre los diferentes organismos del Estado Nacional y las organizaciones no gubernamentales, que se orienten a satisfacer necesidades sociales urgentes. Los Alimentos, la problemática asociada a su control, la inocuidad, un estándar único, su accesibilidad están presentes en la agenda política, a fin de integrar los conceptos de inocuidad, competitividad y calidad, en pos de nuestros consumidores, de los productores y de la economía en su conjunto. INOCUIDAD ALIMENTARIA Y SALUD EN ARGENTIANA El Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación
se encuentra trabajando con especial énfasis en la reducción
del serio impacto negativo que tienen sobre la población argentina
las enfermedades transmitidas por alimentos (ETAs). Las enfermedades de
transmisión alimentaria e hídrica representan una de las
principales causas de enfermedad y muerte en el país, y los más
afectados son los habitantes de menos recursos económicos. Para conseguir la máxima protección de
los consumidores es fundamental introducir el concepto de inocuidad en
toda la cadena que va desde la producción hasta el consumo. La Argentina ocupa un lugar relevante como productor y exportador de materias primas y alimentos, lo que representa una importante fuente de divisas. La inocuidad de los productos agroalimentarios es un requisito fundamental para competir exitosamente en un mercado globalizado. Para atender mercados con demandas explícitas en materia de inocuidad, el Sistema Nacional de Control de la Inocuidad de Alimentos debe ser sólido y confiable para permitir y posibilitar la presencia y permanencia de nuestros productos en los mercados más exigentes. Estrategia Nacional sobre Inocuidad de Alimentos El Ministerio, a través de la Estrategia Nacional
de Inocuidad de los Alimentos, ha asumido un compromiso para mejorar la
salud pública a través de la reducción del impacto
de las ETAs. Estamos trabajando para lograr un sistema integrado de control
de los alimentos, coherente, eficaz y dinámico, que aplique armoniosamente
en el ámbito nacional las medidas de control en toda la cadena
alimentaria y permita, asimismo, evitar la confusión, la duplicación
de esfuerzos, las ineficiencias en la actuación y el gasto excesivo
de recursos.
En Argentina, el control de la inocuidad de los alimentos es realizado por distintos organismos oficiales -en el orden nacional y en el orden provincial-. Dada la complejidad de la cadena agroalimentaria, el abordaje como reguladores tiene que ser integrador, multidisciplinario y responsable; realizarse con criterio equivalente; ser transparente y estar basado en estándares sólidos en todo el país. La armonización redundará en un sistema justo para todos sus integrantes y en la obtención de alimentos que cumplan con estándares adecuados sin importar adónde fueron producidos, elaborados, fraccionados o comercializados. Una nueva Inspeccción El sistema de fiscalización es un componente esencial
del sistema de control de la inocuidad de alimentos. Es imposible ofrecer
una protección adecuada al consumidor limitándose a tomar
muestras y analizar el producto final. En los últimos años
ha habido un cambio de paradigma, reemplazando el enfoque tradicional
de la tarea del inspector hacia una función de auditoria de procesos
y asesoría. Trabajamos en la promoción del cambio de rol
del Inspector como agente sanitario adoptando los nuevos criterios de
la inspección. La disminución de la tasa de incidencia de ETAs
y el aumento de la tasa de notificación de las ETAs es una alta
prioridad, dado que no sólo afectan de manera significativa la
salud y el bienestar de las poblaciones, sino que también tienen
consecuencias económicas para los individuos, las familias, las
comunidades, los negocios y el país. Para ello, hemos formado una Comisión Nacional Intersectorial e Interdisciplinaria de Vigilancia de las ETAs, para la integración y coordinación de estrategias de diversas áreas que se ocupan de la temática. En este marco, se realizaron Talleres Regionales en todo el país para promover el trabajo conjunto interprovincial de las áreas técnicas involucradas en la Vigilancia de ETAs. Información y educación El desarrollo de infraestructura de inocuidad de alimentos es una alta prioridad. La construcción de capacidad para que los laboratorios de alimentos cumplan su rol en la vigilancia epidemiológica es un objetivo importante de esta gestión. Con el objetivo de maximizar recursos, estamos trabajando en la distribución de las tareas analíticas para conseguir la cobertura más eficaz de los análisis alimentarios que se deban realizar, y contar con un laboratorio central de referencia equipado con instrumentos para análisis complejos. Esto es, en la formalización y fortalecimiento de la Red Nacional de Laboratorios de Control de Alimentos. El sistema de redes promoverá la regionalización de las tareas y facilitará el flujo de información y soporte desde los más desarrollados hacia los menos desarrollados. La prevención de ETAs a través de la educación en inocuidad de alimentos es una estrategia posible, duradera y costo-efectiva. La educación permite a los consumidores tomar decisiones informadas, estimula a conocer los riesgos existentes en los alimentos y a aprender a controlarlos mediante una correcta manipulación de los mismos. La comunicación masiva sobre la inocuidad y la prevención de las enfermedades transmitidas por alimentos, iniciada ya en el 2003, está siendo intensificada. La misma se basa en cinco medidas simples que, llevadas a cabo por los consumidores, inmediatamente reducirán el riesgo de contraer ETAs. Es concordante con la estrategia que en octubre del 2004 la OMS impulsó a través del lanzamiento de su campaña "Cinco claves" instando a sus Estados miembros a sumarse a la iniciativa. Esta campaña se establece como un perfecto complemento de las otras medidas que está encarando el Ministerio. El rotulado de los alimentos es también una herramienta
más en este sentido. Resulta conveniente asociar la información
que figura en los rótulos con la relación que existe entre
la salud y una dieta apropiada, donde el mejoramiento de la nutrición
debe ser una prioridad, siendo el conocimiento el medio que contribuirá
significativamente a lograrlo. La mención de todos los ingredientes
en la etiqueta no sólo garantiza al público una información
óptima sobre la composición de los productos alimenticios,
sino que, al mismo tiempo, proporciona los datos necesarios a aquellos
consumidores que, por razones éticas o de salud, deban o quieran
evitar algunos ingredientes. Para ello, hemos impulsado y logrado la aprobación
de normativa que regula el rotulado de alimentos.
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