Sector Bebidas
Dirección Nacional de Alimentación - Dirección de Industria Alimentaria


Vinos

Análisis de Cadena Alimentaria
Lic. Diego Grillo Trubba

 

EL PRODUCTO

El vino es aquella bebida que se obtiene por fermentación alcohólica de la uva fresca y madura o del mosto de la uva fresca, con un contenido de alcohol mínimo del 7% (v/v a 20°C).
Los vinos genuinos son aquellos envasados en su zona de elaboración, mientras que los regionales son vinos genuinos elaborados en las provincias de La Rioja, San Luis, Catamarca, Córdoba, Jujuy y Salta o de otras provincias que el Instituto Nacional de Vitivinicultura declare incluídos en esa denominación.
Entre los tipos generales de vinos se encuentran tres principales categorías: comunes (tintos, blancos, claretes o rosados que son librados al consumo año a año depués de terminada su elaboración y/o que respondan a las condiciones fijadas para los Vinos Finos o los Reserva), finos (que han merecido dicha clasificación por parte de los organismos oficiales correspondientes a partir del hecho de que se obtienen de uvas seleccionadas -apropiadas- y sometidos a un añejamiento comprobado oficialmente de al menos dos años) y reserva (vinos blancos, tintos, claretes o rosados que han sido sometidos a un añejamiento comprobado oficialmente de por lo menos dos años). Entre los tipos especiales de vinos se encuentran tres principales categorías: A (vino seco o dulce que, sin adiciones, posee un grado alcohólico de 12,5% en volumen y/o una riquzas alcohólica adquirida y en potencia no menor de 15° en volumen), B (vino seco o dulce cuya graduación alcohólica no sea inferior a 15%) y C (vino que se obtiene adicionendo en cualquier momento de su proceso cualquiera de los siguientes productos: mosto concentrado, mistela, arrope, caramelo de uva o alcohol vínico, con una riqueza alcohólica total no inferior a 15° en volumen).
Asimismo, los vinos pueden ser espumosos o espumantes (blancos, tintos o rosados obtenidos por una segunda fermentación en envase cerrado con el agregado o no de sacarosa o mosto concentrado), gasificados (aquel al que se le ha adicionado anhídrido carbónico puro después de su elaboración definitiva), compuestos (también llamados Vermut o Vinos Quinados, son aquellos elaborados con no menos de 75% en volumen de vino, adicionado o no de alcohol, con el agregado de substancias amargas, estimulantes, aromáticas autorizadas). Entre los Vermut, está el Dulce o Tipo Torino (contiene no menos de 150g de azúcar por litro y 15-17° centesimales de alcohol) y Seco o Tipo Francés (contiene menos de 80g de azúcar por litro y 18° centesimales de alcohol).
Los vinos argentinos indican en su envase la zona de producción, sin poder utilizar expresiones que se refieran a lugares geográficos extranjeros. Sólo efectúan menciones a denominaciones extranjeras que impliquen un proceso particular de elaboración y una calidad determinada cuando los productos locales presentan características a las propias del que imitan.

La composición general del vino es la siguiente:


Agua: 70-90 %
Alcohol etílico: 8-18 %
Acido succínico: 0,05-0,1 %
Acido acético: debe ser < a 0,13 %
Aldehídos y ésteres: pequeñas cantidades
Taninos: 0,04-4 %
Azúcares: Vinos secos: 0,1-0,2 %vinos medios: 1-3 %vinos dulces: 3-8 %
Vitaminas: C, P (C2), B2
Minerales: S, Cl, K, Mg, Ca, Fe

 

EL MERCADO MUNDIAL

En la actualidad, el mercado mundial de consumo de vinos se encuentra en ascenso. Diversos estudios y mediciones estadísticas dan cuenta que el mercado ha experimentado cuatro etapas, desde 1965 a la fecha. La primer etapa es de franca expansión, la segunda (1975-84) de estancamiento, la tercera (1984-95) de disminución pronunciada en el consumo y una última a partir de 1995 de recuperación, con tendencia a la expansión.

 


Fuente: Fao (En Mt).

 

En un proceso similar al que se vive en el país, en el mercado mundial se experimenta una retracción del consumo de los vinos más económicos y una expansión de los vinos más cualificados. En ese sentido, se experimenta en el consumidor un cambio de hábito que lo lleva a una creciente importancia en sus adquisiciones de los vinos tintos, o importados.

 


Fuente: Instituto Nacional de Vitivinicultura

 

Los países que más participan en el consumo de vino son Francia (15.69% del total), Italia (14,01%) y Estados Unidos (9,64%). Argentina, en la escala, se ubica en el puesto sexto, consumiendo el 5,66%. Si nos referimos al consumo per cápita, los países con habitantes más consumidores de vino son Luxemburgo (63,5 litros al año), Francia (57 litros) e Italia (54,7 litros), ubicándose Argentina en el puesto séptimo con 38,59 litros al año.

 


Fuente: Instituto Nacional de Vitivinicultura

 

Los dos principales países importadores de vinos son Alemania (importa el 20,96% del total de las importaciones internacionales) y Reino Unido (16,32%); ubicándose Argentina en el puesto 44 de importadores (importa sólo un 0.10% del total mundial). Por el contrario, los principales exportadores son Italia (27,10% del total de las exportaciones internacionales), Francia (23,99%) y España (13,76%), ubicándose Argentina en el puesto 11 del ranking (exporta el 1,36% de la totalidad de las ventas mundiales).

 


Fuente: Instituto Nacional de Vitivinicultura

 

LA PRODUCCION NACIONAL

En los últimos cuarenta años, la Argentina ha tenido una tendencia decreciente en cuanto a la elaboración de vinos, pasando de producir 16.750.000 hectolitros en 1961 a 13.225.276 hectolitros en el 2003. Sin embargo, no deben obviarse dos datos de vital relevancia: en la primera parte del período 1961/2003 (aproximadamente hasta 1983) existió una tendencia creciente en la producción, que decreció en forma notable entre 1983 y 1995, para tener desde entonces una marcada pero leve tendencia al crecimiento. Asimismo, cabe señalar que la producción local -muy inestable en el período observado- tiende, en los últimos años, a estabilizarse. En ambos procesos iniciados a mediados de la década del noventa deben señalarse dos elementos que habrían influido en esa modificación en las tendencias hasta entonces, que son la reconversión productiva (facilitada por el tipo de cambio bajo) como así también un cambio en el tipo de vinos elaborados.

 


Fuente: Dirección Nacional de Alimentación, en base a datos de FAO e Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

Comparada con el resto del mundo, que en el mismo período tuvo una tendencia creciente de elaboración de vinos (al igual que si tomamos en cuenta América Latina y el Caribe), Argentina ha sufrido una retracción que se traduce en una tendencia decreciente casi constante en su participación en la elaboración total de vinos: en relación a la totalidad del mundo, Argentina pasó de producir el 7,79% de la producción mundial en 1961 a el 4,92 en el año 2003; y en relación al resto de América Latina y el Caribe, pasó de producir el 68,79% del total en 1961 al 56,47% en el año 2003. Y este proceso no sólo se dio a partir de la disminución en la producción local sino también, al mismo tiempo, debido a la aparición de nuevos actores en el mercado internacional.

 


Fuente: FAO

 

Si se observan las series de datos discriminadas por provincias, hay dos hechos que resaltan. En primer lugar, puede observarse que la disminución en la producción de vinos se ha dado en todas las regiones del territorio. La provincia de Mendoza pasó de producir 17.770.829 hectolitros en 1979 a 9.884.384 en el 2003. San Juan, por su parte, pasó de producir 6.858.356 hectolitros en 1979 a 2.590.965 en el 2003, mientras que el resto de las provincias pasaron de producir 1.717.865 hectolitros en 1979 a 749.927 en el 2003. En otras palabras: todas las regiones productoras del país acompañaron la tendencia decreciente general.

 


Fuente: Dirección Nacional de Alimentación en base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

Sin embargo, no es este hecho el más notable. Lo más remarcable resulta la diferencia en el peso que cada región tiene en el total de la producción nacional. Los productores de la provincia de Mendoza pasaron de representar el 65% de la producción nacional total en 1979 a un 75% aproximado en el 2003. San Juan, por su parte, hizo un proceso inverso: de representar un 25% de la producción en 1979 pasó a un 20% aproximado en el 2003. También perdieron espacio el resto de las provincias, de un 6,29% en 1979 a un 5,67% en el 2003. Esto significa que en el período 1979-2003 los productores de la provincia de Mendoza han ido cobrando una creciente relevancia a nivel nacional, en especial en relación a la producción total. Y cabe resaltar, asimismo, que la importancia de estos productores presenta, en especial desde 1995, una tendencia creciente que diferencia a la región del resto del país.

 


Fuente: Dirección Nacional de Alimentación, en base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

Esta modificación en la distribución del peso de cada provincia en la totalidad de la producción vitivinícola se relaciona con una serie de factores. En primer lugar, con la reconversión tecnológica ya mencionada, que se produce sobre todo en la provincia de Mendoza, la que se vuelca con mayor fuerza a las exportaciones de vinos finos al tiempo que continúa cayendo el consumo interno. Asimismo, esta especialización en vinos finos incide en el volumen producido, dado que dicha vid posee un rendimiento inferior a la de vino de mesa.

 

COMERCIO EXTERIOR

En la última década, la Argentina experimentó un crecimiento en las exportaciones de vinos. Tanto si se toman en cuenta los hectolitros exportados como si se hace lo propio con las divisas pagadas por dichos hectolitros, el mercado del vino experimentó una expansión en sus exportaciones. A partir de todas las variedades de vinos, Argentina pasó de exportar 445.536 hectolitros en 1990 a 1.852.261 en el 2003, es decir que en 13 años hubo un crecimiento del 316% aproximado de las exportaciones de vinos en todas sus variedades. Si se toman en cuenta los valores monetarios, Argentina pasó de exportar U$S 15.234.000 en 1990 a U$S 169.150.000 en el 2003, lo que equivale a un crecimiento del 1.010% aproximado. De acuerdo a estos datos, puede observarse que si bien las exportaciones han aumentado en cantidad de hectolitros, se produjo aún un mayor crecimiento proporcional de los valores del vino exportado.

 


Fuente: Dirección Nacional de Alimentación, en base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

Este crecimiento marcado de los valores monetarios de las exportaciones de vino se puede explicar, en gran parte, por el crecimiento en los valores monetarios de las exportaciones de vinos finos, que pasaron de U$S 7.535.000 en 1990 a U$S 139.227.000 en el 2003 (un crecimiento del 1748%) frente a los vinos de mesa que pasaron de U$S 6.889.000 en 1990 a U$S 24.480 en el 2003 (un crecimiento del 255%). Esto equivale a decir que el notorio aumento de las exportaciones expresadas en U$S se debe a los vinos finos (más allá de que los otros tipos de vinos, como por ejemplo el de mesa, también tuvieron un incremento en sus exportaciones expresadas en U$S).

 


Fuente: Dirección Nacional de Alimentación, en base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

Esto sucede también si se observan las exportaciones expresadas en hectolitros. Los vinos finos pasaron de exportar 53.990.000 hectolitros en 1990 a 803.016.000 hectolitros en el 2003 (un crecimiento aproximado de 1387%), mientras que los de mesa pasaron de 386.798.000 hectolitros a 1.024.420.000 hectolitros en idéntico período (un crecimiento aproximado del 165%). Cabe, antes de continuar, hacer dos aclaraciones. El desfasaje que existe en el crecimiento de U$S ingresados por las ventas de vinos finos (1748% aproximado) y el crecimiento de los hectolitros exportados (1387%) se produce por varias causas, entre ellas aumentos en los precios internacionales del producto como así también un leve traslado de la producción nacional a vinos más refinados (y, por ende, más caros). Asimismo, debe señalarse que no se trata de que el subsector de los vinos finos haya crecido en desmedro del resto, ocupando su espacio, sino que todos han aumentado sus exportaciones, sólo que el subsector de los vinos finos lo ha hecho más marcadamente.

 


Fuente: Departamento de Alimentación, en base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

Si se observa el gráfico Exportaciones de vino por tipo (en hectolitros), resalta el hecho de una fuerte suba en las exportaciones de vino de mesa en los años 1995 y 1996, causada por una fuerte baja de la producción europea (en la que la producción local pasó a ocupar el vacío). También puede observarse el hecho de que a partir de la devaluación de la moneda (2001) las exportaciones de vinos (tanto finos como de mesa) tuvieron un fuerte incremento, debido a la baja de su precio relativo. Sin embargo, y esto se verá con mayor seguridad en el futuro cercano, el límite de ese crecimiento favorecido por el incremento de la competitividad del sector se centrará en las barreras comerciales (aranceles, cuotas) y paracomerciales (requisitos técnicos) que afectarán las exportaciones vitivinícolas. En este sentido, el sector estará muy ligado a los logros que obtenga -o no- el país en negociaciones internacionales de comercio exterior.

En el año 2003, los principales países que adquirieron vinos argentinos (en volumen) fueron Sudáfrica (16,42% de las exportaciones), Rusia (15,08%), Paraguay (10,41%), Reino Unido (9,44%) y Estados Unidos (7,86%). Sin embargo, Sudáfrica sólo representa el 2,50% de los U$S ingresados por venta de vinos, mientras que los principales en ese sentido son Reino Unido (15,88%) y Estados Unidos (20,26%). Esto significa que si bien Sudáfrica es un gran comprador de vinos en cantidades, los adquiere fundamentalmente de valores bajos. No casualmente Rusia, Paraguay y Sudáfrica fueron los principales compradores de vinos de mesa, mientras que el Reino Unido y Estados Unidos lo fueron de vinos finos. Este hecho expresa una segmentación clara del mercado internacional de vinos, con países compradores muy especializados que presentan características distintivas para los exportadores locales.

Con relación a los mostos, debe señalarse que éste es un mercado particular dentro del de los vinos, y que resulta muy diferenciable de acuerdo a sus variedades. Mientras que los mostos concentrados han tenido una tendencia creciente de exportación (tanto en tonelaje exportado como en los U$S ingresados por dichas operaciones), los mostos sulfitados han tenido una tendencia marcadamente decreciente de exportaciones en tonelaje mientras que relativamente estable de U$S ingresados por dichas operaciones. Los principales compradores de mostos concentrados fueron, en el 2003, Estados Unidos (adquirió el 40,46% del tonelaje saliente), Japón (10,61%) y Canadá (9,71%).
Al mismo tiempo que las exportaciones aumentaron, en el período 1990-2003 las importaciones de vinos decrecieron a paso acelerado, pasando de 289.325.000 hectolitros en 1990 a 2.429.000 hectolitros en el 2003, lo que significa un decrecimiento del 99,16% en 13 años. Entre los factores que han influido más en este decrecimiento se encuentran la crisis económica atravesada por el país (con la consecuente devaluación y encarecimiento de los productos externos) como así también una mayor profesionalización del sector que permite abastecer al mercado interno sin recurrir a importaciones.

 


Fuente: Dirección Nacional de Alimentación, en base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

Los principales mercados proveedores de vinos a la Argentina en el período descripto son Chile (vinos finos y de mesa) y España (vinos de mesa). Y ello incluso teniendo en cuenta la influencia negativa que debería haber tenido el hecho de que empresas chilenas se radicaron en nuestro país, con la consecuente baja de importaciones desde ese país.

EL CONSUMO

Desde 1979 al 2003, la tendencia del consumo de vinos en el mercado interno ha sido marcadamente decreciente. Si se toma en cuenta la totalidad de vinos consumidos (fraccionados -damajuana, botella, tetra-brick y otros- y granel) se pasó de 20.664.486 hectolitros en 1979 a 12.338.417 hectolitros en el 2003, es decir que el consumo de vinos se redujo en un 40%. Si tenemos en cuenta que el tamaño de la población nacional creció, la tendencia es aún más fuerte si se toma el consumo per cápita. Debe considerarse que el país atravesó por diversas crisis económicas en los veinticuatro años que comprende la serie, por lo que este factor debería ser relativizado como influencia, principalmente al comprobar que el decrecimiento del consumo es sostenido y constante. De esa forma, resulta más factible que políticas educativas en relación con la ingesta de alcohol y sus consecuencias hayan tenido éxito.

 


Fuente: Dirección General de Alimentación en base a datos de FAO.

 

Un primer dato importante a señalar es el hecho de que, pese a la disminución del consumo total de vinos, se produce al mismo tiempo una traslación en los hábitos del consumidor, que pasan del vino de mesa al vino fino. Es decir que, mientras el vino de mesa mantiene una marcada tendencia decreciente, el vino fino posee una tendencia exactamente opuesta.

 


Fuente: Dirección General de Alimentación, en base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

Si se toman en cuenta los tipos de envase de los vinos ya fragmentados, en la serie temporal 1979-2003 se produjo una tendencia decreciente del consumo de vino en damajuana, con una tendencia levemente creciente del vino en botella y una marcada tendencia creciente de un nuevo tipo de envase que aparece a mediados de la década del ´80: el tetrabrick.

 


Fuente: Dirección Nacional de Alimentación, en base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

En el año 2003, el consumo de vinos fue de 33,39 litros anuales per cápita (un 1,48% superior a los 32,90 litros del año anterior), mientras que si se toma en cuenta para el universo de población sólo a las personas mayores de 18 años, el consumo fue de 50,25 litros per cápita (un 1,47% superior a los 49,52 litros del año anterior). En países como Francia e Italia, el consumo es relativamente estable y ronda los 60 litros per cápita por año. Un dato relevante que presenta el período es que se trata del primero desde 1997 en el que la diferencia en relación con el año anterior resulta positiva. En esta tendencia han influido tanto las campañas educativas que apuntaban a reducir el consumo de alcohol como así también el período económico negativo que atravesó el país.
Si se analiza el consumo per cápita mes a mes del último período, se puede observar que, si bien es relativamente estable, en el segundo semestre el consumo per cápita aumenta en relación con el primero.

LAS EMPRESAS Y LOS PRODUCTOS

El Instituto Nacional de Vitivinicultura posee en su registro alrededor de 700 bodegas en actividad. De todas ellas, un 90% (aproximado) se ubica en las provincias de San Juan y Mendoza (fundamentalmente esta última, con cerca del 70% de las empresas nacionales).

INVERSIONES Y FUSIONES

En base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, desde 1994 el sector vitivinícola recibió inversiones considerables tanto de capitales nacionales como extranjeros, superando en inversión los U$S 1.000 millones destinados tanto a bodegas como viñedos. A partir de la devaluación de la moneda en el año 2001, se produce una modificación en el mapa de integrantes del sector, con variados cambios de titulares de las firmas vitivinícolas, entre los que pueden citarse en el 2002: a) el pase del 15% de las acciones de la bodega Valentín Bianchi a la empresa Cinba (filial internacional de la inglesa Diageo); b) la venta del 60% de las bodegas Peñaflor y Trapiche a Vinos del Sur (controlada por el fondo de inversiones Donaldson, Rufkin & Jernette Merchant Banking y otros inversores extranjeros); c) la venta del control accionario de Covisan/Suter a Coinvest; d) la venta del 15% de las acciones de Diageo a Valentín Bianchi (es decir, recompra).
La década de los noventa significó un punto de inflexión en cuanto a que comenzaron a incorporarse nuevos capitales al sector, principalmente del extranjero. Estos capitales se comportaron de acuerdo a la siguiente lógica: a) adquirieron (y adquieren) empresas preexistentes, sin crear nuevas firmas; b) suelen dedicarse a los vinos finos (premium y extrapremium); c) aplican reconversión y modernización tecnológica; d) poseen una orientación claramente exportadora.
Por lo general, la estrategia de estas firmas es la de ampliar la oferta de líneas de vinos finos que ofrecen. Es decir, se trata de empresas que mayoritariamente adquieren otras ya existentes (aunque, en algunos casos como por ejemplo Codorniú, se instalan desde cero) para especializarse en el vino fino (en diversas líneas de vinos finos, más exactamente) con el objeto de exportarlos. En otras palabras: se trata de aprovechar las riquezas naturales (climáticas, geológicas) del territorio para incorporar los productos aquí manufacturados al mercado internacional.

 

Principales inversiones extranjeras 1994-2001- (mill. US$)

Bodega
Empresa
Origen
Inversión
Santiago Graffigna y Santa Silvia
Allied Domecq
Reino Unido
43
Santa Ana
Donaldson, Luftkin y Jenrette Inc.
EE.UU.
40
Peñaflor
Donaldson, Luftkin y Jenrette Inc.
EE.UU.
40
Kendall Jackson
Kendall Jackson
EE.UU.
30
Covisan
SCH
España
25
Terrazas
Moet Chandon
Francia
16
López
Exxel Gruop
EE.UU.
15
Viñas Argentinas
Marubeni Corp.
Japón
14
Salentein
Salentein Arg. BV
Holanda
14

 

En el año 2003, se produjeron las siguientes inversiones. En enero, el grupo chileno Montes selló un acuerdo con Federico Benegas Lynch a fin de alquilarle la fábrica con el objeto de producir unas 240.000 botellas de vinos premium en la Argentina, con una inversión de $1,2 millones; por su parte, los empresarios Pierre Thibaud y Jacques-Louis de Montalembert invirtieron U$S 2 millones en la bodega Luján de Cuyo para producir con destino a la exportación. En el mes de marzo, CINBA (propiedad del grupo británico Diageo) decide construir su propia bodega para Navarro Correas, invirtiendo $ 6,4 millones; por su parte, la familia Vargas Arizu invirtió U$S 2 millones en la bodega Tierras Altas, Carrodilla, Luján de Cuyo. En el mes de septiembre, el grupo suizo Royal Gold entra al mercado de vinos local, al invertir cerca de U$S 1 millón en la compra de 300 hectáreas en San Juan; por su parte, el grupo holandés Salentein compra la bodega Casa Vinícola Antonio Pulenta para el proyecto Callia (con el que se apunta fundamentalmente a la exportación); por su parte, Silvio Benvenuto invirtió U$S 2 millones en Colla Di Biasi. En el mes de octubre, la bodega mendocina Titarelli cedió un 30% de las acciones al grupo chileno Pucosol. En el mes de noviembre, la bodega O. Fournier invirtió una suma superior a los U$S 4 millones en la creación de su propia bodega ubicada en la localidad mendocina de La Consulta; por su parte, Knightsbridge Fine Wines adquirió el 100% de Bodegas y Viñedos Anguinan.

LAS MATERIAS PRIMAS

De acuerdo al Operativo Actualización de Viñedos realizado en el año 2000, en los últimos años se vivió en nuestro país un proceso de sustitución de vides de baja calidad y mucho rendimiento por variedades de alta calidad enológica aptas para elaborar vinos de calidad superior.
En el año 2000, la cantidad de viñedos total del país era de 25.180, que ocupaban una superficie total de 201.113 hectareas, marcando un descenso en relación con el último censo vitícola nacional (1990) tanto en cantidad de viñedos como en superficie cultivada. El sistema preponderante de trabajo es el parral, con una tendencia central a ocupar de una a cinco hectáreas (aunque, en este sentido, es pertinente resaltar que en la década del ´90 se produjo una importante retracción en la cantidad de viñedos que ocupaban hasta 10 hectáreas).

En el año 2001 la producción de uva fue de 24,6 millones de qq, un 14% superior a la del año 2000 y se distribuyó de la siguiente forma: el 45% son variedades rosadas, el 28% tintas y el 26% blancas. Cabe resaltar, en ese sentido, que en los últimos años se produjo un crecimiento de la producción de uvas tintas, destinadas a los vinos finos.
Entre las principales variedades vitícolas se encuentran: a) tintas: Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Pinot Negro, Syrah; b) blancas: Chardonay, Chenin, Riesling, Sauvignon, Semillon; c) rosadas: Traminer.
En el año 2003 se produjeron 23.014.775 quintales de uva (un 2,5% más que en el período anterior), de los cuales 22.217.685 se destinaron a vinificar, 422.770 para consumo en fresco y 374.320 para pasas de uva. Cabe destacar, en ese sentido, que la provincia de Mendoza es la que destina un porcentaje mayor de su producción de uva a vinificar, mientras que la de San Juan es la que más destina a consumo en fresco y a pasas de uva.

 


Fuente: Dirección Nacional de Alimentación, en base a datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

 

Fortalezas
Posicionamiento ventajoso del vino argentino en el mercado mundial.
Posibilidad de no centralizar la producción en un solo tipo de vino.
Tecnología más accesible (desde el punto de vista económico) que en otras ramas de la producción.
Posibilidad de mejoramiento permanente de los productos.
Fuerte promoción del vino argentino en el exterior.

Oportunidades
Apertura de nuevos mercados (África, Asia).
Incremento del consumo de vinos finos en el mundo.
Posibilidad de adecuar la producción a las demandas del mercado.

Debilidades
Disminución del consumo de vinos comunes (tanto a nivel nacional como internacional).
Trabas aduaneras para la exportación.
Campañas educativas que incitan al no consumo del producto.

Amenazas
Facilidad para la aparición de nuevos competidores.
Reemplazo del consumo por el de otras bebidas más económicas (gaseosas, cervezas) y diferenciadas generacionalmente (por ejemplo, entre los jóvenes).

FUENTES CONSULTADAS

Bolsa de Comercio de Mendoza -- Instituto Nacional de Vitivinicultura - Secretaría de Industria y Comercio - Unión Vitivinícola Argentina - Fondo Vitivinícola de Mendoza - Organización Internacional de la Vid y el Vino - Argentine Wine, Páginas Web - USDA - Vinos.Com - Revista Mercado - Fundación Invertir. - FOA - AZPIAZU, Daniel y BASUALDO, Eduardo: Estudios sectoriales: el sector vitivinícola (www.mecon.gov.ar).

CAMARAS DEL SECTOR

Centro de Bodegueros; Tel: 0054-261-4238663/4238905 - Unión Vitivinícola Argentina. Tel: 0054-261-4203030 - Cámara Riojana de Productores Agrícolas;. Tel: 0054-3285-423253

 

 

DIAGRAMA DE PROCESO

 

 

 

 

Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos

Subsecretaría de Política Agropecuaria y Alimentos
Dirección Nacional de Alimentación

 
   Ministerio de Economía - Buenos Aires, Republica Argentina