Para la historia de la producción de alimentos

Nació la agricultura espacial

Por Luis Grassino

Naturalmente, deberá pasar tiempo para que el acontecimiento y la fecha adquieran el carácter de los grandes hitos, pero el lunes 10 de agosto de 2015 ha quedado inscripto en la historia de la agricultura y de la producción de alimentos, con un logro trascendental para la evolución y la proyección de nuestra especie.

Aunque suene exagerado, no otra cosa puede señalarse sobre el hecho de que ese día fue cosechada y consumida a bordo de la Estación Espacial Internacional que orbita nuestro planeta a 400 Km. de altura, la primera planta producida con ese fin fuera de la Tierra. El astronauta norteamericano Scott Kelly, el taiwanés Kjell Lindgren y el japonés Kimiya Yui, dieron cuenta de unas pocas hojas de lechuga de variedad Outredgeous que aderezaron con un poco de aceite de oliva y aceto balsámico. Un boccatto veramente italiano, si se considera que la lechuga también era del tipo romano, aunque con hojas de color morado.

“¡Está buena!” señalaron los astronautas con cierto grado de sorpresa, ya que no se habían hecho ilusiones al respecto. Kelly –comandante de la Estación– apuntó también que el sabor le recordaba al de la rúcula. Y luego bromeó por Twitter, señalando que el almuerzo había sido “un pequeño bocado para el hombre, pero un salto enorme para nuestro camino a Marte”, remedando la histórica frase “un pequeño paso para el hombre, pero un paso gigantesco para la Humanidad”, pronunciada por Neil Armstrong cuando pisó la Luna, en julio de 1969. El comentario también revela el propósito final de todo el emprendimiento: hacer posible el cultivo de verduras, esto es, alimentos frescos, en viajes espaciales que, como el que se aspira a realizar a Marte, implicarían una estadía de muchos meses en el cosmos sin posibilidad de recibir abastecimientos, o quizá la necesidad de fundar una agricultura marciana si la tripulación queda para siempre en el planeta rojo.

Oportunamente, también los cosmonautas de la ya desaparecida estación rusa Mir hicieron crecer vegetales en órbita, utilizando un jardín llamado SVET.

La cosecha de lechuga, efectuada por Lindgren, no fue consumida por completo, ya que más de la mitad regresó a la Tierra para ser evaluada en los laboratorios de la NASA, donde nació y se desarrolló este proyecto. En una etapa anterior, lechugas obtenidas en la Estación Espacial también se habían enviado al planeta, pero sin consumirlas, para que un equipo de microbiólogos verificara si podían ser ingeridas sin problemas por los astronautas. Si bien los ensayos realizados en tierra firme eran satisfactorios, se ignoraba lo que podía ocurrir con la evolución de las plantitas en un entorno de gravedad cero, donde el agua y los gases se comportan de modo diferente, y la acción de las bacterias quizá también se alteraba.

Lo cierto es que los ejemplares de Outredgeous funcionaron de maravilla y prosperaron alegremente mientras se desplazaban alrededor del planeta junto con sus quinteros, a una velocidad de 27.000 Km. por hora, lo que hace, por ejemplo, que se produzcan l5 amaneceres y 15 atardeceres cada 24 horas, esto es, uno cada 45 minutos.

Ajenas a este desarreglo cósmico, las plantitas tomaban sus nutrientes de una almohadilla de cultivo, y una vez que sus brotes asomaron, llevaron a cabo la fotosíntesis iluminadas por un panel de luces LED que les suministraba haces en la longitud de onda de los colores rojos, azules y verdes. Esta composición facilitó la síntesis de las clorofilas y los carotenoides, propios de los vegetales rojizos, muy importantes por su contenido de vitaminas y antioxidantes. A los 33 días de sembradas estuvieron listas para el consumo, igual que en la Tierra.

Los científicos de la NASA seleccionaron este tipo de lechuga por el veloz crecimiento que tiene, y porque su gran variedad de antioxidantes funciona como antídoto contra la radiación cósmica que se sufre si no existe la protección de la atmósfera terrestre. Detrás de la pionera Outredgeous ya forman fila diversos porotos, rábanos, y también una variedad de tomate que más adelante integrarán una ensalada espacial.

La otra gran protagonista de esta hazaña científica ¿y agrícola? ha sido la cámara Veggie, (Vegetable Production System) como se llama el invernadero de fantaciencia que se instaló en el mes de abril en la Estación Espacial. La criatura está diseñada para que las plantas crezcan en gravedad cero con una almohadilla que contiene todos los nutrientes requeridos. Unos diminutos tubos insertados en las bolsitas se encargan de conducir agua a la parte inferior del envase-maceta de cada ejemplar, evitando así que el líquido comience a flotar debido a la ausencia de gravedad. Las semillas se colocan también en los tubitos, orientadas de forma que las raíces crezcan hacia abajo y los brotes hacia arriba, porque de otro modo formarían una enmarañada madeja.

La cámara climática es plegable y una vez instalada mide 30 cm. de ancho por 40 de largo. Su altura se incrementa con un sistema de fuelles hasta un máximo de 45 cm., espacio suficiente para cultivar seis lechugas o plantas de tamaño similar. Veggie pesa poco más de 7 kilos, funciona con 115 vatios de potencia y, característica relevante, sus paredes transparentes permiten ver el desarrollo de los vegetales, brindando una presencia verde como la de un potus en el living.

No se trata de un detalle nimio, porque ver crecer plantas en el aséptico interior blanco y aluminizado de la nave, con paredes tapizadas por cables, sensores y pantallas, tiene un efecto psicológico relevante para la tripulación. Lo reconoció con todas las letras el astronauta Lindgren, y lo sabe muy bien la NASA, que ha desarrollado numerosos experimentos de jardinería espacial y considera que el cultivo de vegetales no solo resultará una fuente de alimentos para los astronavegantes sino que está destinado a ser una reconfortante forma de ocio y distracción para las futuras excursiones en el espacio profundo.

La especie humana continúa preparándose para explorar su vecindario cósmico. Y este año dio un paso trascendental para llevarse la agricultura consigo.

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